Los dos, desde hoy, acarician la idea de convertirse en fotógrafos de oficio, profesionales, para seguir tomando fotos; tantas como durante el taller; más; todas las que no tomaron; todas las que se quedaron con ganas de tomar ahora que, con ojos tan diferentes, ven el mundo a su alrededor y su vida misma. A Esther la foto le quitó el miedo de tomar una cámara, de tomar decisiones, de hacer cosas nuevas y diferentes, de sentir que no era buena.
A José Samuel la foto le enseñó a valorar rasgos de su vida y cultura que antes despreciaba, tan sencillos pero trascendentes, como el raspado del maguey. Los niños de aquí no se ríen igual que los de otros lados: parece que sus dientes destellan luz y sus ojos energía; inyectan ese sentir, lo contagian, se alimentan del entorno natural que los rodea."
México visto por sus niños: Un proyecto de Fondo para Niños de México, Concepto Gráfico-DGE Equilibrista, México DF, 2006.